Las principales funciones que cumple el pelo en los seres humanos son la protección y la comunicación. Si bien evolutivamente ha perdido los roles de aislamiento y camuflaje, desempeña actualmente un papel importante en la vida de relación.
El pelo es una de las características físicas que podemos controlar voluntariamente; es además una manera no verbal de expresar nuestra personalidad. Por esto, algunos pacientes viven sus modificaciones con marcado estrés y angustia.
El folículo pilosebáceo es un mini órgano que se transforma y regenera en un complejo ciclo de crecimiento, regresión y degeneración que dura toda la vida del individuo, denominado “ciclo del folículo piloso”. Las etapas de crecimiento folicular se llaman anágeno, telógeno y catágeno.
Anágeno: estadio de crecimiento del folículo piloso. Dura de 2 a 6 años.
Catágeno: estado de involución de los dos tercios inferiores del folículo piloso. Dura de 2-3 semanas.
Telógeno: fase de reposo del folículo piloso. Dura aproximadamente tres meses. Hacia su final, el pelo se cae y comienza un nuevo ciclo. Si el ciclo vital del folículo piloso está alterado, puede llevar a la alopecia.
La alopecia es la caída prematura o ausencia de pelo en una o varias partes del cuerpo. Sus causas son múltiples y los tipos de alopecia se clasifican de acuerdo a si son reversibles o no reversibles (cicatrizales).
A efectos prácticos voy a desarrollar sólo los 2 tipos más frecuentes de alopecia, la alopecia androgenética y la alopecia areata.
ALOPECIA ANDROGENÉTICA
Se produce por miniaturización progresiva de los folículos pilosos del cuero cabelludo, afecta a un 44% de los hombres de treinta años y a un 80% de los hombres mayores de setenta años. En las mujeres la incidencia es menor, con un 38% de pacientes afectadas a los setenta años.
Se la conoce también como alopecia androgénica, prematura o calvicie común.
Tiene un origen genético (hereditario) y se produce porque la testosterona, al contacto con una enzima llamada 5-alfa reductasa, se convierte en dihidrotestosterona (DHT), una hormona que debilita los folículos pilosos y vuelve los cabellos cada vez más finos y débiles hasta que, finalmente, el folículo muere.
El hecho de desarrollar una alopecia androgénica está determinado por factores hereditarios (genes). De ahí el término alopecia “hereditaria”, en la que tienen un rol varios genes. Se trata de una transmisión hereditaria poligénica o multifactorial. Esto explica, por ejemplo, el que la abundancia de cabello del abuelo (tanto por el lado materno como el paterno), del padre y del hijo pueda ser muy diferente. Es decir, que no hay una relación directa entre el tipo de cabello que tiene un familiar directo con el otro, porque no sólo hay que estar genéticamente predispuesto para esta enfermedad, sino que otros factores externos tienen que favorecer que aparezca la enfermedad.
La pérdida de cabello hereditaria en la mujer también se desarrolla debido a una alteración genética de los folículos, que los hace más sensibles a las hormonas sexuales masculinas (andrógenos).
Aproximadamente, una de cada cinco mujeres padece esta predisposición genética.
La caída del cabello suele avanzar rápidamente. De un 30% a un 50% de las mujeres afectadas desarrollan una pérdida visible de cabello de los 20 a los 30 años. Las mujeres en la menopausia son especialmente vulnerables a la alopecia androgénica: en esta etapa se da un cambio hormonal que acelera la caída del pelo. En las mujeres no suelen estar afectados todos los folículos pilosos de una región del pelo, sino sólo una parte. Por ello, no se vuelven calvas, sino que el pelo más bien se debilita y se hace visible el cuero cabelludo de manera difusa.
La alopecia androgenética es relativamente fácil de diagnosticar. Hamilton la clasificó en seis tipos, clasificación que posteriormente fue modificada por Norwood y que hasta el día de hoy se utiliza con fines pronósticos y terapéuticos. Para la alopecia de patrón femenino se utiliza la clasificación de Ludwig.
Tratamiento:
Dada la frecuencia y cronicidad de esta entidad, millones de hombres y mujeres son acosados por publicidades que ofrecen una “cura” milagrosa, lo que acarrea la creación de falsas expectativas y el gasto de sumas importantes de dinero.
Existen actualmente opciones terapéuticas efectivas y seguras para el tratamiento de la alopecia androgenética. Contamos con tratamientos médicos tópicos (minoxidil) y sistémicos (finasteride y dutasteride, entre otros), y tratamientos quirúrgicos (transplante capilar). El Médico Dermatólogo determinará cuál es la mejor opción terapéutica para cada paciente. En ningún caso se aconseja la automedicación.
Ningún estudio ha demostrado que los masajes de cuero cabelludo (“gimnasia capilar”) detengan la caída del cabello ni que contribuyan a su crecimiento. Si bien existen decenas de técnicas manuales y dispositivos para hacer masajes capilares, ninguna ha demostrado ser efectiva para la alopecia androgenética, ya que la causa de ésta no está relacionada con la disminución del flujo sanguíneo en el cuero cabelludo ni con una posible rigidez ni adherencia del mismo al cráneo.
No se han encontrado estudios que avalen el uso de la mesoterapia como modo de administración de fármacos para el tratamiento de la alopecía androgenética.
El tratamiento quirúrgico es un método permanente para el tratamiento de esta condición. Los principios básicos del transplante capilar consisten en que los pelos de la zona occipital no son andrógeno dependientes, muestran dominancia al ser transplantados y no son rechazados por ser un autoinjerto.
La correcta selección del paciente a ser transplantado es extremadamente importante. Se debe considerar las expectativas del mismo y desalentar ideas irreales. Los principales factores a considerar para evaluar un potencial candidato a transplante son los siguientes: edad, grado de calvicie, densidad de la zona dadora, calibre del pelo y color.
Debe explicarse a los pacientes que los resultados definitivos se observarán luego de los ocho o nueve meses de realizado el procedimiento, es importante remarcar que los individuos jóvenes deben continuar con el tratamiento médico para preservar el pelo preexistente.
ALOPECIA AREATA
La alopecia areata es una enfermedad inflamatoria crónica, de etiología multifactorial, que afecta el folículo piloso y, algunas veces, las uñas. Se caracteriza por áreas alopécicas no cicatrizales, asintomáticas, que pueden comprometer cuero cabelludo, cejas, pestañas, barba y pelos del resto del cuerpo.
En los casos de alopecia universal, se pierde el pelo de todo el cuerpo.
Su mecanismo patógeno se desconoce, aunque la mayoría de los autores tienden a clasificarla como una enfermedad autoinmune, donde se produce una acumulación de linfocitos alrededor del folículo piloso, lo cual provoca la paralización en el desarrollo del pelo y su posterior caída.
La alopecia areata afecta aproximadamente al 2% de la población general.
Puede ocurrir en cualquier edad, pero es más frecuente en adultos jóvenes; afecta por igual tanto a hombres como a mujeres. En su forma limitada se caracteriza por la aparición abrupta de una placa alopécica bien delimitada generalmente asintomática, que suele localizarse en el cuero cabelludo; sólo en algunas ocasiones puede causar prurito, ardor o dolor.
La evolución de la alopecia areata es impredecible; por lo general cursa con fases de repoblación del cabello, seguidas de pérdida del mismo a lo largo de la vida del paciente, pudiendo existir más de un episodio de la enfermedad en el transcurso de la vida.
Más de la mitad de los pacientes con alopecia areata tienen 1 ó 2 placas alopécicas que recrecen con tratamiento o espontáneamente, luego de 6 meses a un año desde el diagnóstico.
El recrecimiento se produce inicialmente con cabello fino no pigmentado, que más tarde recupera el calibre y color normales.
La alopecia areata se ha asociado con otras enfermedades, donde algunas de ellas tienen una etiología autoinmunitaria.
Dentro de las patologías autoinmunes, los desórdenes tiroideos y el vitiligo tienen una marcada prevalencia.
Otras patologías frecuentemente asociadas son: dermatitis atópica, psoriasis, enfermedad de Addison, lupus, anemia perniciosa, distrofia de las veinte uñas, estrés físico o psíquico, ansiedad o depresión, síndrome de Down, artritis reumatoidea y enfermedad celíaca.
El estrés emocional es considerado como un importante factor precipitante de alopecia areata en un individuo predispuesto.
Tratamiento:
La remisión espontánea ocurre en más del 80% de los pacientes con placas alopécicas limitadas de corta duración (menos de 1 año) por lo cual la opción no tratar la alopecia areata es válida; debe advertirse al paciente que el recrecimiento espontáneo no debe ser esperado en los primeros 3 meses desde el desarrollo de cada placa. La aplicación de corticoides intralesionales es el tratamiento más apropiado para las placas alopécicas limitadas y para algunos sitios con mayor importancia estética. Se realizan aplicaciones mensuales de acetonida de triamcinolona . El efecto secundario observado en el sitio de inyección es la atrofia cutánea, que generalmente resuelve luego de algunos meses.
La inmunoterapia de contacto con difenciprona tópica es el tratamiento más eficaz y mejor documentado para la alopecia areata total y universal. En la actualidad rara vez se aconseja el uso de corticoides sistémicos, debido a sus serios efectos adversos y la inadecuada evidencia de su eficacia.
Existe poca evidencia documentada sobre la eficacia del tratamiento con PUVA (luz ultravioleta) y los resultados son variables.
El tratamiento con tacrolimus tópico mostró ser ineficaz en los estudios realizados hasta el momento.
Es importante recordar la contención psicológica como parte del tratamiento integral de algunos pacientes con alopecia areata.
Otros tipos de alopecia son:
ALOPECIA TRAUMÁTICA: puede ser provocada por el uso de secadores de pelo, peines metálicos o cualquier otro elemento capaz de generar lesiones en el cuero cabelludo. También puede generarse cuando el paciente -en un estado maníaco- se arranca los pelos a sí mismo. A esta patología se la conoce como tricotilomanía.
EFLUVIO TELÓGENO: el término “Efluvio telógeno” fue acuñado por Kligman en el año 1961. Es la pérdida aguda del pelo tras enfermedades sistémicas crónicas, estrés emocional, enfermedades febriles o parto. En éste último, el efluvio telógeno puede durar hasta 6 meses para luego recuperarse totalmente.
ALOPECIA POR DROGAS O FÁRMACOS: la vitamina A en grandes dosis, los citostáticos, antitiroideos, anticoagulates, el mercurio y el ácido valproico son capaces de producir alopecia. Cuando la droga se suspende la alopecia desaparece.
ALOPECIA POR ENFERMEDADES SISTÉMICAS: de origen endocrino, infeccioso, Lupus Eritematoso o déficit nutricional.
ALOPECIA POR SINDROMES HEREDITARIOS: en el caso de la atriquia congénita, el individio carece de pelo. También la encontramos en la alopecia triangular temporal, en el síndrome de Menkes, en la displasia ectodérmica anhidrótica y en el síndrome tricorrinofalángico.
ALOPECIAS CICATRIZALES:
Lamentablemente este tipo de alopecias suele ser irreversible porque existe un daño, malformación o ruptura total de la estructura folicular. No existe un tratamiento o droga que ayude en una cabellera con folículos inertes. Si existieran zonas no dañadas puede recurrirse a un implante capilar.
Las alopecias cicatriciales se clasifican de esta forma:
ALOPECIAS INFECCIOSAS: micóticas (querión, candidiasis, favus); bacterianas (sífilis, lepra, acné necrótico); virales (herpes, varicela); protozoarias (Leishmaniasis).
ALOPECIAS POR AGENTES FISICOQUÍMICOS: agentes cáusticos, traumatismos mecánicos, quemaduras y rediodermitis por rayos X. Tengamos en cuenta que los folículos son sensibles a las radiaciones.
ALOPECIAS TUMORALES: tumores dérmicos y metástasis. Mastocitos, epiteliomas basocelulares o espinocelulares, linfomas y tumores anexiales.
ALOPECIAS POR DERMATOSIS: síndrome de Graham-Little, dermatomiositis, mucinosis folicular y sarcoidosis.
ALOPECIAS POR ENFERMEDADES HEREDITARIAS: poroqueratosis de Mibelli, nevus epidérmico, enfermedad de Darier, ictiosis y aplasia cutis.
ALOPECIAS POR SINDROMES CLÍNICOS DECALVANTES: dermatosis pustulosa erosiva, foliculitis decalvante, alopecia parvimaculata y pseudopelada.
Prevención
El alcance de la prevención de la pérdida de cabello se supedita a la causa concreta. Sin embargo, generalmente la prevención suele ser limitada o imposible.
No se pueden prevenir ni la alopecia androgénica ni la alopecia areata.
Por el contrario, ciertos tipos de alopecia difusa se pueden paliar mediante una alimentación sana y equilibrada y un estilo de vida saludable. De este modo, se impide el desarrollo de una hipoproteinemia y el déficit de hierro u otros nutrientes que favorecen la caída del cabello.
Dra Anabel Manzone
San Lorenzo 2076
TE: 0223-4920134