La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se manifiesta con lesiones que provocan mucha picazón. De carácter hereditario, esta afección suele asociarse a una piel seca que se irrita con mucha facilidad.
Es frecuente que el paciente o alguno de sus familiares directos padezcan asma, rinitis o conjuntivitis alérgicas (al polen, al polvo o a otros productos). Al conjunto del asma alérgico, la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica se le denomina atopia.
Se ha determinado que si una persona sufre dermatitis atópica, cada uno de sus hijos tiene un 40% de posibilidades de padecer la enfermedad y un 25% de tener rinitis, conjuntivitis o asma alérgico. Si ambos padres tienen la dermatitis atópica la probabilidad de que cada hijo la padezca es de un 80%. No obstante, la intensidad de la enfermedad de cada miembro de la familia es totalmente independiente.
Dermatitis atópica es lo mismo que eczema atópico. Otras denominaciones más antiguas que ha recibido este cuadro son neurodermatitis constitucional, eczema endógeno, prúrigo de Besnier o liquen simple crónico diseminado. La palabra eczema también puede escribirse "eccema".
Causas y mecanismo:
La dermatitis atópica se produce por:
1. Predisposición genética: por mutaciones de genes que alteran la barrera cutánea y producen inflamación.
2. Disfunción de la barrera cutánea: que facilita la entrada de alérgenos, irritantes y microorganismos a su través. La piel con dermatitis atópica, aunque aparentemente normal en su aspecto clínico, en la fase libre de brotes presenta alteraciones microscópicas. Tanto la piel con lesiones visibles como la que no tiene lesiones, presentan una mayor pérdida de agua. A la exploración, las palmas de las manos de niños con dermatitis atópica tienen un característico aumento de los pliegues, que también se ve en los párpados. La piel de estos niños, llamada “piel seca”, es una piel con un tacto especial áspero, y tiene microfisuras y grietas que permiten la entrada de patógenos, alérgenos e irritantes que contribuyen a la inflamación e infección. Un patógeno que influye en la inflamación es el Estafilococo Aureus, que actúa por un mecanismo de infección pero también por estímulo del sistema inmunológico. El 90 % de los niños con dermatitis atópica están colonizados por Estafilococo Aureus, aun cuando clínicamente no presenten lesiones de infección activa.
3. Alteraciones inmunológicas: hay un desequilibrio en la células que mantienen las defensas del organismo, de forma que la persona reacciona de manera exagerada a estímulos ambientales (sustancias que producen alergia o que irritan, gérmenes, estímulos emocionales, sudoración...). Por otra parte, la picazón (prurito) producida por la liberación de diferentes sustancias desde las células inflamatorias (mastocitos, eosinófilos, linfocitos...) hace que el paciente se rasque de forma intensa. Con el rascado se estimulan directamente las células de la epidermis, lo que activa su división y les hace producir otras sustancias que estimulan los linfocitos T. Con ello se cierra el ciclo: a mayor prurito, mayor rascado; y a mayor rascado, mayor prurito.
Manifestaciones clínicas:
En la edad del lactante, es característica la afectación facial y de las superficies de extensión, que persisten hasta los 2 a 3 años.
A partir de esa edad, las lesiones predominan en las superficies de flexión de forma simétrica.
Calidad de vida de los niños con dermatitis atópica:
La calidad de vida de estos niños y la de sus familias se ve alterada por la enfermedad. El prurito (picazón) es el síntoma que domina y su intensidad puede ser tal que llegue a producir alteraciones en la vida cotidiana. Pero, aunque este sea el factor detonante de los problemas, se expresa con alteraciones en varios terrenos.
Los niños refieren además otros problemas, como sensación de “vergüenza”, alteración de sus relaciones con amigos, problemas con la ropa, en relación con los juegos, en la práctica de deportes, en la escuela. Además sufren alteraciones del sueño.
La carga familiar que supone el cuidado de un niño con un eczema asociado, se refleja en un aumento significativo del trabajo doméstico, un cambio en la vida de toda la familia, un aumento de la preocupación del niño, una necesidad de atención preferente respecto a otros hijos y un gasto económico importante.
Por estos motivos, la dermatitis atópica es una enfermedad en la que la calidad de vida tiene mucha importancia, especialmente a la hora de elegir un determinado tratamiento.
Tratamiento:
Normas generales del cuidado de la piel:
• Clima: el frío seco deshidrata la piel y es durante el invierno cuando empeora el niño atópico. Por el contrario, la mayoría de los niños mejoran durante el verano. El sol, el grado de humedad ambiental y la temperatura cálida mejoran la dermatitis.
• Baño: se recomienda el baño o ducha de 5 a 10 minutos de duración aproximada, con agua cálida.
El baño además de relajar al niño, ayuda a limpiar la piel, elimina las costras y facilita la aplicación posterior de cremas hidratantes y de cualquier fármaco. Los jabones utilizados deben ser de PH ácido o neutro, ya que así se protege el manto graso de la piel y previene la colonización bacteriana. Después del baño se recomienda secar suavemente, sin frotar (basta presionar la toalla sobre la piel) y, posteriormente, aplicar las cremas hidratantes, emolientes, o los fármacos, sobre la piel ligeramente húmeda.
Se recomienda que los niños con dermatitis atópica tengan siempre las uñas bien cortadas para evitar lesionarse con el rascado y sobreinfectar la piel.
• Ropa: se recomienda vestir ropa amplia, de algodón. Evitar que las etiquetas o costuras gruesas rocen la piel. La ropa debe lavarse con detergentes suaves y enjuagarse bien, sin aplicar suavizantes. No se recomienda el uso de ropa de lana directamente sobre la piel.
• Dieta: la alimentación debe ser la normal en función de la edad del niño. Sólo se deben eliminar de
la dieta aquellos alimentos a los que se les haya demostrado alergia clínica. La prescripción de leches especiales no tienen indicación excepto en aquellos casos en los que se haya demostrado una sensibilización a las proteínas de leche de vaca y la responsabilidad de dicha alergia en la aparición de la dermatitis atópica. En los brotes agudos de dermatitis atópica deben retirarse los alimentos que puedan producir irritación cutánea, como especias, picantes, frutas ácidas, hortalizas ácidas, etc, que podrán tolerarse en los momentos en que la inflamación cutánea esté controlada.
• Normas ambientales: se recomienda tomar las medidas preventivas relacionadas con el medio que
rodea al niño atópico y que puedan suponer una fuente de irritación. Incluye una buena limpieza de la casa, evitar el polvo y los elementos que acumulan mucho polvo, como los muñecos de peluche, por el efecto irritante sobre la piel y la posible sensibilización a los ácaros del polvo.
• Apoyo psicológico: en los casos en que la calidad de vida del niño y su familia se vea seriamente alterada por la enfermedad, es beneficiosa la consulta psicológica para mejorar los aspectos del comportamiento o las relaciones familiares que puedan estar alterados.
Tratamiento farmacológico:
El tratamiento de la enfermedad es una especie de escalera en la que vamos subiendo escalones según nos va obligando la intensidad de cada uno de los cuadros. Hay que individualizar las distintas posibilidades para cada paciente e, incluso, para cada brote.
El médico dermatólogo irá adaptando el tratamiento a cada situación.
De una forma general el tratamiento de la dermatitis atópica seguiría los siguientes pasos:
Cuadros leves: cuidados generales. De todos ellos son particularmente importantes los referidos a hidratar la piel y a no irritarla.
Cuadros moderados o con prurito intenso: añadimos un antiinflamatorio en forma de crema o pomada (generalmente un corticoide) y un antihistamínico por vía oral.
El tacrolimus es un fármaco que tiene la actividad antiinflamatoria de los corticoides tópicos sin producir alguno de sus efectos secundarios.
Cuadros intensos, muy extensos y rebeldes al escalón previo: se recurre a los corticoides por vía oral. Son productos muy efectivos, pero deben reservarse para casos más intensos, y tratar de emplearlos durante tiempos cortos y a las menores dosis posibles.
Otras alternativas incluyen el tratamiento con luz ultravioleta o el uso de inmunosupresores, como la ciclosporina por vía oral. Estas alternativas tienden a emplearse cuando los ciclos de corticoides por vía oral se repiten mucho o si no pueden emplearse.
• Apoyo psicológico: en los casos en que la calidad de vida del niño y su familia se vea seriamente alterada por la enfermedad, es beneficiosa la consulta psicológica para mejorar los aspectos del comportamiento o las relaciones familiares que puedan estar alterados.
Tratamiento farmacológico:
El tratamiento de la enfermedad es una especie de escalera en la que vamos subiendo escalones según nos va obligando la intensidad de cada uno de los cuadros. Hay que individualizar las distintas posibilidades para cada paciente e, incluso, para cada brote.
El médico dermatólogo irá adaptando el tratamiento a cada situación.
De una forma general el tratamiento de la dermatitis atópica seguiría los siguientes pasos:
Cuadros leves: cuidados generales. De todos ellos son particularmente importantes los referidos a hidratar la piel y a no irritarla.
Cuadros moderados o con prurito intenso: añadimos un antiinflamatorio en forma de crema o pomada (generalmente un corticoide) y un antihistamínico por vía oral.
El tacrolimus es un fármaco que tiene la actividad antiinflamatoria de los corticoides tópicos sin producir alguno de sus efectos secundarios.
Cuadros intensos, muy extensos y rebeldes al escalón previo: se recurre a los corticoides por vía oral. Son productos muy efectivos, pero deben reservarse para casos más intensos, y tratar de emplearlos durante tiempos cortos y a las menores dosis posibles.
Otras alternativas incluyen el tratamiento con luz ultravioleta o el uso de inmunosupresores, como la ciclosporina por vía oral. Estas alternativas tienden a emplearse cuando los ciclos de corticoides por vía oral se repiten mucho o si no pueden emplearse.
Dra Anabel Manzone
San Lorenzo 2076
TE: 0223-4920134
San Lorenzo 2076
TE: 0223-4920134
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